3 – La vida en casa como Testigo de Jehová

Ahora hablemos de la vida en casa. No solo los insectos y lo demás que mencioné fueron un problema para mí cuando nos mudamos sino que también la dinámica de nuestra casa causó problemas.

Voy a tratar de mantener esta historia lo más cercano posible a la narrativa de los Testigos de Jehová. Mi familia era disfuncional en muchos sentidos pero voy a hacer lo posible para hablar solo de las partes que hablan de los Testigos de Jehová.

Por respeto a mi familia omitiré muchas cosas que no son necesarias para hablar del tema. Todavía tengo cierto respeto por ellos a pesar de que me sacaron de sus vidas y siguen actuando como si yo no existiera.

   

Mencioné que las celebraciones y días festivos desaparecieron. Y creo que la última Navidad que tuve fue de hecho mi última celebración de todas.

La ausencia de días festivos significaba que ya no veíamos mucho a nuestra familia lejana. Si lo piensas un poco, esas fechas son en las que la familia se reúne. No vi a muchos de mis familiares por décadas.

Y es que al final no eran testigos de Jehová y por lo tanto se les consideraba malas compañías. Solíamos decir “Tenemos mejores compañías” ¿No suena eso horrible?

Pero así es como te empiezas a sentir. La actitud de “nosotros contra ellos” es como una competencia y se empieza a tachar a las personas como inhumanas para justificarlo.

Entonces, con mi familia lejana y los días festivos fuera del panorama, el intercambio de regalos también desapareció. Como dije antes, supuestamente mis padres ya no necesitaban una excusa para comprarme regalos ya que podía recibirlos en cualquier fecha. Pero obviamente dejamos de recibir regalos por completo después de eso. Incluso los cumpleaños desaparecieron. Ni celebraciones, ni regalos, nada.

Hablando de regalos, hablemos de los juguetes. Asuntos como el hecho de que mis soldados de juguete tuvieran pistolas o que otros juguetes tuvieran armas se convirtieron en un problema. Incluso las pistolas de agua son algo que muchos testigos de Jehová no tienen.

También se supone que los juguetes no deben de tener nada que se pueda considerar espiritista como magos, hechiceros, fantasmas o cosas por el estilo.

El entretenimiento también se convirtió en un gran problema. Se supone que los testigos no deben ver nada que pueda sugerir magia, espiritismo, sexualidad, violencia o lenguaje obsceno.

Entonces aprendes a poner mucha atención a la letra de la música que escuchas y a juzgar de acuerdo a cómo crees que reaccionarán los demás. Si parte de la letra de una canción dice algo que “Jehová Dios no aprobaría” comienzas a juzgarte a ti mismo y a preguntarte por qué te atrae ese tipo de música.

Recuerdo un discurso en el Salón del Reino en el que se nos inculpaba preguntándonos si seguiríamos viendo o escuchando ese tipo de entretenimiento si Jesús estuviera ahí con nosotros. Si no, entonces no debería gustarnos.   

Esto también aplicaba a los videojuegos. Y sí tuve videojuegos pero en su mayor parte eran videojuegos de deportes o videojuegos bastante inocentes como Mario Bros, por ejemplo.

Aunque si investigas lo suficiente en el juego de Mario de seguro le podrías encontrar algo malo.

Recuerdo que tomé prestado un videojuego que tuve que devolver de inmediato porque era demasiado violento. Era algo mínimo pero tenía una escena con militares o algo así. Estamos hablando del Nintendo de los ochentas por lo que no pudo haber sido muy gráfico o sangriento.

Mis padres también decidieron que la música country o música rural estadounidense era la única música aceptable. La consideraban lo suficientemente limpia como para escucharse.

Pero en mi caso, amaba la música pop y el rap, con cierta preferencia por el rap pero mis padres no me dejaban escucharlo. Después de eso sólo escuchábamos “No rompas más mi pobre corazón”.

A mediados de mi adolescencia mis abuelos me compraron un Walkman, uno de esos reproductores personales portátiles. Cuando llegué a casa y mi mamá y mi papá se enteraron me obligaron a regresarlo ya que así no sabrían lo que yo estaba escuchando. Todo estaba controlado por mis padres y lo que la secta les decía que hicieran.

Pero hablemos de los demonios por un momento. Los testigos de Jehová a menudo tenían miedo de comprar cosas en las ventas de garaje o cosas usadas ya que podrían estar poseídas por demonios.

Tal vez la persona que tenía ese mueble u objeto, también tenía una Ouija o practicaba espiritismo. Esto habría invitado a los demonios a su casa y los demonios podrían habitar este mueble, juguete u objeto.Y si compraramos este artículo y lo trajeramos a nuestra casa podríamos estar trayendo demonios con él sin saberlo.

Esto va a sonar descabellado para cualquier persona adulta normal y saludable pero había una historia que circulaba en muchas congregaciones sobre un muñeco en forma de Pitufo. De entrada se suponía que no debiamos ver esos dibujos animados, aunque no recuerdo la razon exacta del porqué. Yo veía los Pitufos cuando era niño pero supongo que eran etiquetados como espiritistas de alguna manera.

Ésta historia que circulaba como verdad entre las congregaciones era que una vez un niño trajo ese muñeco que compró en una venta de garaje al Salón del Reino. Para quienes no lo saben el salón del Reino es la iglesia de los Testigos de Jehová. Entonces, durante la reunión, este muñeco supuestamente endemoniado saltó de las manos del niño, corrió por el pasillo y salió del Salón del Reino.

Sí. Esta historia era considerada como verdadera y sí, los adultos la tomaban en serio y la seguían contando como si sí hubiera sido cierta.

Una vez, ya como adultos, mi esposa y yo fuimos a cenar con unos amigos, una pareja mayor de nuestra congregación. Estábamos en nuestros treintas y ellos estaban en sus cincuntas. Resultó que era el Día del Padre esa noche lo cual causó un problema porque los meseros pasaban por nuestra mesa y pensaban que tal vez la otra pareja eran mis padres o los padres de mi esposa. Y como no podíamos celebrar el Día del Padre hubo un poco de incomodidad durante toda la cena.

Pero este restaurante en particular había contratado a un mago esa noche en específico, él vino a nuestra mesa y bromeó un poco con nosotros. Quería adivinar nuestra suerte y entonces tiró algo sobre la mesa, algo llamado pez de la fortuna. Honestamente hasta este momento no podría contarles lo que en realidad es. Pero bien podría haber sido una serpiente de cascabel viva porque la otra pareja, nuevamente, personas adultas de cincuenta años no se iban a atrever a    tocar ese artefacto maligno.

Mi esposa, al ver que estaban completamente asustados y casi paralizados por el miedo, rápidamente se acercó y tomó el artefacto para salvarlos a ellos, a nosotros y al mago. Fue súper incómodo.

Otra gran decisión que tuvimos que tomar tenía que ver con los restaurantes chinos. Si íbamos a uno, ¿nos comíamos la galleta de la fortuna o no? Y si nos comíamos la galleta, ¿qué íbamos a hacer con la fortuna dentro de ella? ¿Lo leeríamos y nos arriesgaríamos a traer demonios sobre nosotros? Sé que suena tonto y sé que no todos los Testigos lo tomaban tan en serio, pero los testigos se juzgaría unos a otros por cosas tan insignificantes como esta.

Cuando éramos niños, estas cosas fueron grabadas en nuestras mentes.

Mis padres estaban estudiando uno de los libros de la organización con una familia que conocieron mientras tocaban puertas, y esta familia nos contaba que pensaban que tenían demonios en su casa. Recuerdo estar sentado en su sala mientras mis padres estudiaban con estos extraños y pensaba que veía cosas moverse en la casa. Obviamente fue solo un sesgo de confirmación.

Mis padres y la familia me dijeron que estuviera atento a ciertas cosas que pudieran moverse y, por lo tanto, cualquier cosa que se moviera confirmaba la información que me dieron. De seguro era que el sistema de calefacción o el aire acondicionado se encendió, algo de aire entró a la casa y algunas hojas de una planta se movieron o algo así pero pensé que eran demonios porque eso es lo que me habían dicho.

Este era el tipo de cosas que se nos metían en la cabeza cuando éramos niños.

Hablaré de más enseñanzas similares en episodios posteriores cuando hable sobre mi vida en las reuniones en el Salón del Reino como testigo de Jehová. Pero éstas eran aplicables a esta parte de mi vida en casa y cómo cambiaron las cosas en ella. Todo está muy entrelazado, por lo que es difícil separar completamente estos diferentes temas a medida que avanzamos.

De vuelta a nuestra familia. Nuestros padres tenían que empezar a estudiar la Biblia con nosotros cada semana. Bueno, no necesariamente la Biblia, sino una de las publicaciones de los testigos de Jehová que se basaron en su interpretación de la narrativa de la Biblia. Se suponía tenian que estudiar con nosotros todas las semanas, pero en realidad pasaba de vez en cuando en el mejor de los casos. Se suponía que mi papá, como el esposo, tomaría la iniciativa.

Nuestros estudios eran insoportables. Mi mamá nunca sabía cuándo era su turno de leer un párrafo del libro o revista que estuviéramos estudiando. Mi papá se enojaba con ella por no leer cuando era su turno. Nosotros, los hijos, respondíamos las preguntas para mostrar que estábamos aprendiendo lo mejor que podíamos según nuestras habilidades. Mi mamá era muy sensible emocionalmente y realmente mostraba interés en esta información. Mi papá era un desierto emocional y prácticamente parecía que quería terminar de una vez y cumplir con su deber como padre testigo de Jehová.

Si alguno de nosotros no terminaba enojado o llorando era porque probablemente no lo habíamos hecho bien. Eran experiencias miserables.

Cuando crecí a mi papá le gustaba esperar hasta que yo estaba a punto de salir con mis amigos para anunciar que era hora de sentarnos como familia y empezar nuestro estudio de la biblia. Odiaba eso y honestamente para ese entonces yo ya lo odiaba a él también.

Mi papá era un hombre muy abusivo emocionalmente. Al parecer su propia madre, mi abuela paterna, le dijo a mi mamá justo antes de casarse que (entre comillas) “ese muchacho nunca ha amado a nada ni a nadie pero tú crees que te ama a ti?”. Aunque nunca nos golpeó ni nos agredió físicamente en realidad era un hombre absolutamente miserable e infeliz que hacía que todos los demás en su casa fueran igual de miserables e infelices. Era muy abusivo mental y emocionalmente.

Más tarde me enteré por un amigo que podían escuchar a mi papá gritándonos desde la calle. Tengo un recuerdo turbio de unas personas que vinieron a nuestra casa para hacernos preguntas, tal vez servicios de protección infantil, pero solo recuerdo que mis padrés me dijeron que decirles. Nunca salió nada de esa reunión que yo recuerde.

Mi papá era una persona totalmente diferente en casa de lo que era en público y especialmente en las reuniones de los testigos de Jehová. Él era feliz ahí y todos en el Salón del Reino lo amaban. Ellos pensaban que era magnífico y que era un estupendo Testigo de Jehová. Ascendió de rango y se convirtió en anciano de la congregación. Un anciano es un líder en la congregación. Sin embargo había un problema porque de acuerdo con las escrituras que ellos usan como requisitos para aquellos que toman la delantera como ancianos, él debería haber estado lidereando su casa de una manera excelente.

Mi papá nunca se ajustó a esa descripción. Nos trataba como basura. Después le asignaban un discurso público, los discursos o sermones de 45 minutos que se dan los domingos en el Salón del Reino. Le daban un bosquejo y luego daba un discurso sobre cómo tener una vida familiar feliz. Se levantaba y daba su discurso sobre lo maravillosa que era la familia mientras nosotros, mis hermanos y yo, sentados en la audiencia y poníamos un gesto de fastidio. Se ponía tan mal la situación que a veces mi madre tenía que levantarse y abandonar físicamente el auditorio. Era tan hipócrita.

Era fácil ver, incluso de niño, que los testigos de Jehová valoraban el desempeño y la apariencia por encima de la realidad.

Uno de los primeros recuerdos que tengo como un joven Testigo es que estábamos en la plataforma en una gran asamblea frente a miles de personas. Estabamos yo, al menos uno de mis hermanos menores por lo que recuerdo, mis padres y otro anciano de la congregación. Ahí estábamos, nuestra perfecta familia de Testigos de Jehová frente a miles de testigos dando una demostración muy bien ensayada de cómo nuestra familia era un magnífico ejemplo de una familia joven de Testigos de Jehová.

Estábamos sentados en la plataforma con algún hermano que nos estaba entrevistando o dando un ejemplo de cómo se debe manejar un estudio de familia.

Por supuesto, todo era una farsa. Era un niño, no sé cuántos años tenía pero desde entonces sabía que era solo una actuación y que no reflejaba nuestra vida real.

Cuando mi mamá se molestaba con mi papá y acudía a los ancianos de la congregación. Esto es algo que necesitas saber acerca de los testigos de Jehová. Los ancianos de la congregación son los designados como aquellos a quienes debes acudir por cualquier problema que tengas. Entonces, si tienes problemas maritales, acudes a los ancianos. Si tu hijo te dice que alguien en la congregación abusó sexualmente de él, acudes a los ancianos, no a la policía. Los ancianos son siempre la autoridad a la que recurres. Todo se canaliza primero a través de la congregación. Es tan indicativo de la mentalidad de secta que tienen.

En este caso, mis padres estaban teniendo problemas entre ellos. Mi mamá se enojaba tanto por el comportamiento de mi papá que acudía a los ancianos de la congregación para hablar de él. Ella esperaba ya sea que lo ayudaran o que al menos tomaran medidas para removerlo como anciano ya que tenían el poder de hacerlo. Sin embargo, mi papá hacía todo lo que los ancianos le pedían que hiciera. Si había pequeñas tareas que hacer en la congregación, o un discurso que dar de último momento o cualquier cosa que quisieran de él mi papá no podía decir no. Él era un hombre del sí, siempre sí. De hecho, una vez me dijo que si alguna vez me pidieran que hiciera algo, simplemente dijera que sí sin siquiera pensarlo porque así demostraría que quería servir a Jehová.

Por supuesto, esto no se trataba realmente de servir a Jehová, el nombre de Dios de acuerdo a lo que enseñan los testigos de Jehová. Se trataba de servir a la organización, servir a los ancianos, servir a la congregación y mucho de eso eran sólo tareas arbitrarias.

Así que piensa en esto. Piensa en lo que le dice a un niño cuando ve a sus padres someterse por completo a esta organización y que le enseñen explícitamente que sus necesidades no importan, sus deseos no importan y que solamente haga lo que los demás le pidan.

Ésto me causó muchos problemas incluso como adulto y hasta que pude mejorar mi salud mental ya que no debía dar importancia a mis necesidades ni a mis sueños en la vida. Me enseñaron a cambiar quién yo era para mantener felices a otras personas y a buscar su aprobación a toda costa.

   

Cuando mi mamá acusaba a mi papá con los ancianos ellos hablaban conmigo. No consideraban solamente lo que mi mamá decía al respecto. Querían corroborar lo que mi mamá decía. Así que yo les contaba todo pero no les importaba. No les importó durante años. Cuando estaba en mi adolescencia, tal vez a los 18, finalmente lo removieron como anciano en la congregación. No sé por qué, pero al fin lo hicieron. Nada parecía haber cambiado pero tal vez pasó algo que ya no podían pasar por alto y tenían que tomar medidas. No sé lo que realmente los forzó a hacerlo. Aunque nunca me daba cuenta de esos asuntos. Al final todo fue una farsa porque sí lo removieron como anciano en ese momento pero al poco tiempo volvió a ser anciano. Estoy seguro de que todo era parte del mismo espectáculo.

Así que yo estaba atrapado entre un padre emocionalmente abusivo y mi madre, sin mencionar que mi relación con cada uno era extremadamente estresante.

Éramos parte de una organización que afirma tener las familias más felices del mundo ya que todos sus miembros conocen la supuesta “verdad de la Biblia”. Pero no éramos felices. Y, francamente, tampoco lo eran la mayoría de las otras familias que conocíamos. Hay mucho drama y dolor en esas congregaciones y la mayoría ni siquiera se dan cuenta de ello.

Al menos tenía algunos amigos en el Salón del Reino. No podía tener amigos en la escuela, por supuesto, pero tuve la suerte de tener otros jóvenes en mi congregación con quienes podía pasar el rato.

De hecho, tenía un buen grupo de amigos jovenes hombres. Notarán que dije hombres. Como lo veían los testigos a mi alreadefor en ese entonces, los hombres y las mujeres jóvenes no podían ser amigos entre ellos porque si se juntaban entonces iban a fornicar. El sexo era inminente, algo que inevitablemente tenía que suceder si un hombre y una mujer están solos en la misma habitación.

Entonces, realmente no había buenas razones para que las personas del sexo opuesto fueran amigos. Simplemente no estaba bien en mi congregación y ese era el sentimiento en la mayoría de las congregaciones, aunque había algunos casos extremos.

Probablemente estaba acercándome a los 20 años cuando al fin pude hablar con una chica en nuestro Salón del Reino y fue solo para darle algunos libros o revistas o por algúna asignación que tenía en la congregación. Si que nos mantenían separados.

Tuve la suerte de tener un gran amigo que vivía justo al lado de mi casa. Los Testigos de Jehová que nos invitaron a la secta tenían un hijo de mi edad. Hacíamos casi todo juntos. Jugábamos con nuestros juguetes en el patio trasero o en el porche delantero, jugábamos baloncesto, jugábamos de todo tipo de juegos. Cuando crecí fui el primero en conducir y tenía un automóvil así que íbamos a muchos lugares juntos. Hacíamos de todo juntos, ¡era increíble! me alegro de haberlo tenido en ese momento de mi vida, de lo contrario mi vida habría sido muy solitaria a pesar de que tenía otros amigos en el Salón del Reino.

Como dije, tenía un grupo de amigos hombres pero no podíamos estar juntos todo el tiempo. Tener un amigo al lado de mi casa fue increíble.

Un día mi abuelo nos compró una canasta de baloncesto. ¡Me gustaba mucho el baloncesto! Sí hubiera podido habría jugado todo el día, todos los días. Pero la canasta estuvo guardada en su caja durante mucho tiempo en nuestra casa. Estuvo guardada por tanto tiempo que la misma caja se estaba destruyendo ya que jugábamos cerca de ella. Le pedí a mi papá que la instalara pero nunca lo hizo.

Recuerdo que después un vecino del otro lado del callejón colocó una canasta en su garaje. Algunos niños estaban jugando en él y me dieron muchas ganas de jugar con ellos. Recuerdo entrar y preguntarles a mis padres si podía salir y jugar con ellos. Me dijeron que no. Puedo recordar haber llorado y estar devastado. Quería jugar baloncesto, no me importaba que esos niños no fueran Testigos. Solo quería jugar aunque tenía una canasta en casa que mi papá nunca quiso instalar. Pero jugar con niños que no fueran testigos de Jehová estaba fuera de la discusión para nosotros. Ellos no eran uno de nosotros, y nosotros no íbamos a unirnos a ellos.

Por una parte no debíamos estar cerca de ti, sin embargo, sí podíamos llegar a tocar a tu puerta y predicarte, y eso era lo único para lo que te consideraríamos. Y teníamos un nombre para ti, si tú, te llamabamos “persona del mundo” o “mundano”.

En el mundo real, “persona del mundo” es un término que se mira con cierta admiración. Una persona del mundo es una persona que quizás ha viajado mucho, tiene una gran perspectiva de la vida, ha aprendido muchas cosas o ha hecho muchas cosas.

Las personas del mundo para un Testigo de Jehová son personas mundanas, terrenales o no espirituales, personas fuera de nuestro pequeño grupo. Jesús dijo en la Biblia que no fuéramos parte del mundo, y eso es lo que estábamos tratando de hacer.

No éramos parte de tu grupo, así que tú no podías ser parte del nuestro. Por lo tanto, es posible que un niño testigo no pueda jugar baloncesto con tu hijo dependiendo de qué tan estrictos sean sus padres al interpretar esos temas. Como mínimo, la mayoría se mantendrá alejado tanto como sea posible.

Y aunque tenía amigos hay algo que debes saber de los testigos de Jehová en este aspecto. La gente a menudo piensa que debimos haber tenido una gran comunidad como Testigos.

Especialmente cuando se tiene esa mentalidad de nosotros contra ellos. Así que de seguro éramos asombrosos en ese aspecto, de seguro estabamos muy cerca de la perfección. Hasta nos llamábamos hermanos y hermanas, así que de seguro éramos como una familia.

Bueno, no, no lo éramos. Recuerda, esta es una secta basada en el rendimiento. La gente estaba constantemente tratando de superar al otro. De hecho, oí hablar de un término llamado “finta cristiana” que alguien usó en otra religión, similar a una finta o engaño en los deportes. Siempre tratando de fintar o burlar a la siguiente persona para que uno mismo luzca mejor.

Sin embargo, puedes pensar que esta es una secta en la que todos se ven obligados a ser iguales. Entonces, ¿qué puedes hacer para sentirte especial? Bueno, una forma de sentirte especial es conociendo y teniendo contacto con alguien con un puesto importante en la congregación o tal vez alcanzando ese puesto tú mismo. Tal vez pasas más horas tocando puertas que otra persona, o tienes más estudios bíblicos, o das mejores discursos, o comentas más en las reuniones. Cualquier cosita que se pueda hacer en la vida de los Testigos, si pudes hacerlo un poco mejor o hacer un poco más, entonces te sentirás un poco mejor contigo mismo o en comparación con los demás.

Tal vez comentaste en las reuniones con tus propias palabras en lugar de leerlo directo del párrafo y así demostraste que realmente lo creés. Ya sabes, solo pequeñas cosas como esa para tratar de ser mejor que el anterior.

También hay muchas familias grandes en la secta. Esas familias tienden a ganar protagonismo y por eso los Testigos de Jehová son conocidos por ser elitistas. Hay mucho favoritismo en las congregaciones. Siempre hay un grupo favorito y afuera de éste todos los demás recogiendo las migajas tratando de encajar.

La otra cara de eso es que todos están monitoreando a los demás. Se impone a los hermanos y hermanas la necesidad de “mantener limpia la congregación”. Ya que no podíamos tener malas influencias en la congregación, los hermanos podían delatar o acusar con los ancianos a sus propios amigos si ellos escuchan una canción prohibida o tal vez si te vieran salir de una sala de cine donde estaban proyectando una película no apropiada.

No solo se suponía que debíamos mantener limpia la congregación, sino que usaban diferentes escrituras para hacerte dicir los siguiente: si no te delato, entonces seré partícipe de tus malas acciones. Ya que no quiero que Dios se enoje conmigo y quiero mantener la congregación limpia, entonces voy a decirles a los ancianos que te vi haciendo algo indebido.

Y sí, yo lo hice y creo que todo el mundo lo hizo en algún momento. Y lo haces especialmente si estás tratando de ser un buen Testigo de Jehová. Muchas personas sienten tanta vergüenza por estos asuntos que se entregan ellos mismos. Y no estamos hablando de niñitos, estamos hablando de personas adultas que van con los ancianos y les dicen lo que hicieron y por lo que sienten tanta vergüenza.

No hay un confesionario en el que estés sentado dentro de una cabina en la cual no veas quién está del otro lado o no sepas con quién te estás desahogando. Estamos hablando de interacciones cara a cara con figuras de autoridad. Si no quieres ser castigado por lo que sea que hayas hecho debes mostrar arrepentimiento. Tienes que demostrar que te arrepientes y que no lo volverás a hacer.

Eso le da a los ancianos un poder inmenso porque pueden determinar si estás arrepentido o no, como si realmente tuvieran una forma de saberlo. Por lo que estás a su merced, a su entera disposición.

Date un minuto para asimilar ésto. Piensa en el adoctrinamiento que se necesita y en el poder que se debe de ejercer para hacer que personas adultas se entreguen a sí mismas sólo porque vieron una película que no debieron haber visto.

Conocí a un hermano joven que tenía un, entre comillas problema con la pornografía. Así que fue a entregarse a los ancianos y admitió que vió pornografía para que luego los ancianos se encargaran de él de alguna manera. Es escalofriante e incluso un poco repugnante, esto está configurado para que se preste al abuso de poder.

Yo ya tenía demasiada presión cuando era niño con la dinámica de mi familia pero agregar la dinámica de la secta lo hizo horrible. Cuando estaba en la escuela secundaria estaba bajo tanto estrés que tuve un sarpullido en la piel. Mi mejilla derecha se llenó de éstas erupciones similares a ampollas de varicela. Imagínate ir a la secundaria con un lado de tu cara lleno de estas erupciones.

Como si no fuera ya lo suficientemente raro por no poder ponerme de pie y recitar el Juramento a la bandera y por todas las otras cosas que implicaba ser Testigo de Jehová, además tenía esto en la cara.

Haciendo memoria, recuerdo que algunos maestros me veían con lástima. En ese momento pensaba que era solo porque yo pensaba que me veía como un monstruo. Pero es probable que se dieron cuenta de que había una buena razón por la que desarrollé ese sarpullido ya que comúnmente lo que lo provoca es un estrés enorme.

Para que te hagas una idea del ambiente de mi casa, me gusta decir que teníamos “tres reglas”. Este era el término favorito de mi padre. Las “tres reglas”, sin ningún orden en particular, eran “madura, resignate y cierra la boca”. ¿Mencioné que él daba discursos desde la plataforma sirviendo como ejemplo del líder de una familia feliz? Estas tres reglas eran la respuesta a casi cualquier cosa. No era un ambiente saludable.

Yo era un niño sensible y mi padre tenía cero sensibilidad emocional como lo demuestran sus tres reglas. Por la noche, cuando era muy pequeño lloraba hasta quedarme dormido. Cuando era más joven, a veces escribía notas y las dejaba expuestas para que mi papá las viera. No sé si alguna vez las vio, pero las dejaba pegadas con cinta adhesiva en la pared junto a mi cama. Supongo que mi madre intervenía y las quitaba. Eventualmente aprendí a estar muerto por dentro y no mostrar emociones.

Una vez mi mejor amigo me dijo que no tenía corazón porque me dijo algo bastante emotivo y no reaccioné para nada. No puedo recordar qué fue, pero nunca olvidaré lo que me dijo después. Dijo que yo no tenía corazón. Eso realmente me pegó.

Por otro lado, mi mamá era muy sensible emocionalmente. Cuando era niño algo en ella cambió en un momento de mi infancia. De nuevo, mi objetivo aquí no es sacar provecho de los problemas personales de las personas cercanas a mí. Estoy tratando de mencionar solo cosas que se relacionan con la narrativa de los testigos de Jehová pero siento que esto se relaciona. Voy a tratar de transmitir una idea y veamos cómo lo hago. Estoy tratando de ser considerado pero esto sí está relacionado.

Basta decir que mi madre pasó de ser una persona muy vibrante, a lo que solo podría describirse como inmovil e inexpresiva mientras yo estaba en mi adolescencia. Ella pasó algún tiempo en ciertas instituciones tratando de obtener ayuda para lo que fuera que le estaba pasando. A veces se iba por varias semanas a la vez. Recuerdo estar en las reuniones y ella simplemente se sentaba y se mecía con una mirada vacía en sus ojos durante toda la reunión. Honestamente, era bastante aterrador para mí como niño. Desaparecía en las habitaciones traseras del Salón del Reino durante las reuniones y recuerdo ver a los ancianos corriendo detrás de ella. Realmente no sabía lo que estaba pasando, pero sí sabía que algo había cambiado. Las cosas cambiaron y nadie hablaba de ello. Solo se esperaba que nos sentáramos y prestáramos atención en las reuniones como buenos niños testigos de Jehová como si nada estuviera pasando.

Había una cierta cantidad de negación que siempre se cernía sobre mi familia y, sinceramente, sobre los testigos de Jehová en general. Nada que ver aquí, siga su camino. Se trata de apariencias. Que se vea bien.

Ya mencioné que teníamos vecinos a un lado de nuestra casa que tenían su patio lleno de basura y algunos de los problemas que tuvimos surgieron de las plagas y cosas por el estilo. También mencioné que los vecinos del otro lado eran Testigos, y que la madre de al lado estudiaba con mi mamá y eran amigas. Pero lo que no dije fue que la mamá de al lado también fue bastante abusiva con nosotros.

Una vez acusó a mi madre de destruir su sofá. Una vez, sus hijos llegaron a casa de la escuela con piojos y ella vino a acusarnos a nosotros por transmitirselos a ellos. Ella quiso revisarnos a todos nosotros para ver si sí teníamos piojos. Y, por supuesto, mi madre aceptó porque no podía defenderse. Siempre nos hablaban como si fuéramos de clase baja. Los piojos pudieron haber venido de los niños de al lado. No es que sea una vergüenza tener piojos. Le puede pasar a cualquiera especialmente cuando tienes niños en la escuela. Pero nosotros nunca tuvimos piojos.

Pero eso no la detuvo, ella nos siguió culpando. Siempre era nuestra culpa. A veces decía que mi amigo de al lado y yo pasabamos demasiado tiempo en mi casa. Despues la queja era que jugábamos demasiado tiempo en su casa. Siempre había alguna queja y ella siempre estaba presionando y manipulando a mi mamá. Yo no la soportaba, pero mi mamá siempre defendía sus acciones.

También había abuso en la casa de al lado. No solo nos trataban mal a nosotros. Como nuestras casas estaban a un metro de distancia y las paredes eran delgadas como el papel escuchamos muchas cosas que pasaban del otro lado. Siempre había alguien gritando o discutiendo. Tenían un garaje en la parte de atrás donde castigaban a los niños y oíamos a algúno de ellos gritar mientras lo golpeaban. Una vez estaba jugando con mi amigo de al lado en su patio trasero y escuché a sus padres tener una pelea. Ella le estaba gritando a su esposo como de costumbre. Creo que ella lo abofeteó y luego escuché un golpe y algo que cayó. Él le devolvió el golpe. Salté la cerca, fui a casa, busqué a mi mamá y el asunto se resolvió. No recuerdo si llamaron a la policía o no. Pero cómo sea, sucedían muchas cosas en esa casa, y más tarde uno de esos niños fue a la cárcel debido a ciertos abusos.

Hay una cierta reciprocidad en la vida. Los abusadores y las víctimas de abuso parecen encontrarse de alguna manera, y las víctimas tienden a dejar que las cosas pasen en lugar de poner límites.

Tengo que preguntarme si mi madre defendió a la madre de al lado con tanta vehemencia, a pesar de que trató a mi madre como a un perro, porque tenía esa vibra de abusadora. Estoy seguro de que hizo que mi mamá se sintiera como en casa de alguna manera. Siempre se sintió atraída por los abusadores, ya fuera mi padre, la secta, la señora de al lado, otros supuestos amigos que la trataban mal, y creo que tal vez incluso la casa en la que creció.

Parecía ser casi el destino lo que guió a nuestra familia en el camino de convertirse en testigos de Jehová. Todo encajaba en una tormenta perfecta de disfunción y locura. Una transacción inmobiliaria súbita nos puso al lado de una familia abusiva que estaba en una secta que tenía una vibra que atraía a mi madre y luego todo tomó esta horrible dirección que destruiría a ambas familias de diferentes maneras.

En realidad no teníamos mucho dinero. Mi papá solía trabajar en fábricas con un salario muy bajo. La empresa en la que trabajó la mayor parte de su vida adulta era de lo peor. Él tenía pesadillas incluso después de dejar de trabajar allí, debido a las condiciones tan malas.

Se declaraban en huelga muy seguido por lo que no teníamos ingresos en esos periodos. Una vez, si no hubiera sido porque alguien dejó bolsas de despensa en nuestro automóvil después de una reunión no estoy seguro de qué habríamos comido esa semana.

Así que gracias a los Testigos de Jehová que hicieron eso. Se acercaron y como un buen ser humano ayudaron a alguien que lo necesitaba. Por supuesto que lo hicieron porque se espera que seamos esta hermandad mundial y cuidemos de los nuestros aunque probablemente no lo habrían hecho por alguien que no fuera Testigo, pero aun así fue un buen gesto que realmente ayudó.

Se desaconseja a los testigos de Jehová que trabajen horas extras o que den a sus empleadores más de lo necesario porque tienen responsabilidades con la organización, o con Dios, tal como ellos lo ven.

Mi papá tenía un montón de cosas que hacer en la congregación. Él era un anciano entonces además de trabajar a tiempo completo tenía esas reuniones: una hora el martes en la noche, dos horas el jueves por la noche y dos horas el domingo por la mañana a las que todos íbamos como familia.

También se aseguraba de que saliéramos al servicio del campo. Ese es el término para salir a tocar puertas: servicio del campo o ministerio del campo. Así que salíamos al servicio tocando puertas los sábados de las 9:30 de la mañana a las 12:00 de la tarde o a veces hasta las 12:30 porque era anciano.

A veces tenía reuniones especiales a las que tenía que asistir con otros ancianos los sábados por la tarde para atender los asuntos oficiales de la congregación. Y luego el domingo, después de la reunión de dos horas volvíamos a salir al ministerio del campo durante una hora después de comer.

Así que no es como si tuviera mucho tiempo o energía para dedicarse a sacarnos del hoyo financieramente.

De hecho el dinero que el gobierno nos regresaba despues de nuestras declaraciones de impuestos anuales era el que nos sacaba de varios aprietos. Al fin podíamos cambiar el aceite de nuestro automóvil, sólo una vez al año. Podiamos comprar algo de ropa usada, tal vez algunos útiles escolares.

Había otros niños que normalmente me ayudaban en la escuela con cosas como papel, lápices y varias cosas. Cosas que pedía “prestadas” pero que obviamente nunca lo devolví. No pude porque no tenía cómo pagarles.

Pero las fechas de la declaración de impuestos eran como nuestra Navidad aunque no hubiera celebración. Todo parecía un poco más tranquilo, menos pesado y con menos estres al menos durante unas semanas.

Mi papá era muy estricto en que fuéramos a todas las reunionesy en salir al campo los sábados y domingos, nada de eso era opcional. En algún momento me di cuenta de que ya no era como si tomaramos la decisión de hacer todas estas cosas, era simplemente costumbre, era lo que hacíamos. Si se presentaba la oportunidad de ir a pescar o algo así, generalmente la rechazábamos porque mi papá decía que teníamos que salir al servicio del campo el sábado por la mañana. Diré que el estilo de testigos de Jehová que mis padres eran era de los más estrictos. Seguían las instrucciones al pie de la letra aunque otras familias no lo hicieran.

Y bueno, eventualmente, mi abuelo quien nos compró la canasta de baloncesto pagó para que alguien viniera y nos la instalara después de ver que estuvo en su caja por muchísimo tiempo. Incluso mi papá a veces salía a jugar con nosotros. Jugábamos baloncesto, a veces nos lanzabamos una pelota de béisbol y eso era absolutamente mágico para nosotros como niños que solo buscabamos atención positiva de nuestro padre.

A veces ibamos a ver al equipo local de béisbol de ligas menores ya que siempre tenían entradas gratis pues nunca se vendían todas. Otras veces ibamos a pescar. En fin, esto no pasaba muy a menudo pero eran ocasiones muy valiosas.

Mi mamá era buena tratando de asegurarse de que tuviéramos cosas que hacer cuando tenía tiempo. Ella guardaba el cambio y lo usabamos para pequeñas salidas. O iba al McDonald’s cercano y nos traía algo. Ella era el único medio que teníamos de convencer a mi papá ya que su respuesta a casi todo era “no”. Contrastaba con lo que me había dicho de siempre decirles “sí” a los ancianos si me pedían que hiciera algo en la congregación. Mi respuesta tenía que ser “sí” en automático así como lo hacía él, pero para todo lo demás su respuesta siempre era “no”.

Mi mamá ayudaba bastante en este tema ya que a veces interfería. Se daba cuenta de que mi papá estaba de mal humor y trataba de hacerle la vida más fácil, al menos temporalmente.

Si nos hubieras visto en las reuniones hubieras pensado que nuestra vida era de lo mejor. Pero es detrás de puertas cerradas donde se esconden los monstruos, no a la vista de todos. Los testigos de Jehová no son muy diferentes a otras personas pero sí le dan muchísima importancia a las apariencias.

En el siguiente episodio voy a hablar de lo que pasó en mi vida como testigo de Jehová cuando era joven. ¿Qué pasaba en las reuniones? ¿Cómo era ir tocando a las puertas de extraños? ¿Cómo nos enseñaron a ver el mundo que nos rodea?

Hay muchas cosas que nos enseñaron que tuvieron un impacto a largo plazo. Literalmente, hay personas que han estado fuera de la organización por décadas pero que siguen teniendo problemas por estas enseñanzas. No pueden deshacerse de ese adoctrinamiento a pesar de que ya están libres de la secta. Vamos a aprender sobre algunas de esas enseñanzas.

4-¿Qué creen los Testigos de Jehová?